viernes, 30 de octubre de 2015

221B.

Noche. Una cálida noche de invierno. La luna se recorta contra el cielo ennegrecido y emana la misma esperanzadora luz que tu mirada.
Es tarde, pero eso no te importa.
La calle en ruinas se halla completamente vacía, pero eso no te importa.
La lista de reproducción ha tocado su fin, pero eso no te importa.
No te importa cuando ella aparece, caminando a su manera, medio tambaleándose, con las rodillas arañadas y un cartón de vino bajo el brazo.
No te importa cuando ella te sonríe como si nada sucediese, aunque eres totalmente consciente de que no es más que una de sus múltiples máscaras.
Y, ¿sabes? A ella tampoco le importa.
Por eso se sienta junto a ti y alza la empañada mirada hacia las estrellas. Por eso ríe aunque el tejado esté a punto de derrumbarse sobre vuestras cabezas. Por eso no teme en asentir, con tristeza, cuando le preguntas "¿otra vez?".
No le importa porque estás ahí, y eres tú quien ha logrado parar el ruido del mundo en mil ocasiones, quien la rescata constantemente de entre los escombros, escombros que la gente trata de reunir una y otra vez solo para derribar de nuevo.
De modo que, si te quedas, esperará toda la noche... O hasta que su corazón explote, para que ambos encontréis vuestro lugar.
- Puedes huir conmigo siempre que quieras. -Susurra, y una nube oculta brevemente la luna, solo para que ésta vuelva a emerger, brillando con más fuerza que nunca.